En esta foto aparece una escena rural de un grupo de agricultores de finales de la década de 1950 y si mira detrás de ellos podrá disitinguir un gran ángel de mármol. Esta estatua se puede ver si pasa el cementerio de la Oliva en el norte de la isla.El grupo de agricultores está de pie en lo que hoy es el jardín de cactus, frente a la gasolina de La Oliva. Este cementerio es poco inspirador debido a la poca información que se tiene de él. Hoy en día los ataudes se colocan en las paredes y se tapian, pero también cuenta con muchas tumbas tradicionales. Una de las más interesantes y antiguas se encuentra bajo la estatua de este mismo angel.
El ángel es un monumento a uno de los personajes más famosos enterrados allí: el último Coronel de la isla, Cristóbal Manrique de Lara Cabrera., quien a pesar de haberle retirado el derecho de gobierno en 1856, siguió teniendo la propiedad de casi toda La Oliva hasta su muerte, el 5 de septiembre de 1870.
Desde que tomaron el control en 1702, la familia Cabrera Bethancourt fue transmitiendo los derechos militares y políticos de padrea a hijos. Ginés Cabrera Bethancourt comenzó a construir la Casa de los Coroneles, lo que se convirtió en un símbolo de su poder y riqueza durante 150 años. Finalmente la construcción fue terminada por su nieto, el quinto coronel Agustín Cabrera Bethancourt Umpierrez. Cuando murió en 1828, las cosas ya estaban empezando a cambiar para los Coroneles y para su poder establecido en La Oliva. En la década de 1850 la capital y centro comercial iba a ser la ciudad portuaria de Puerto de las Cabras, ahora conocido como Puerto del Rosario debido a la Virgen cuya iglesia se encuentra en el centro de la ciudad.
El ángel de la tumba parece estar mirando a la famosa casa y fincas de Los Coroneles, restaurada, pero escasamente utilizada. Cuando Cristóbal murió, la casa era una gran carga económica. Además de la familia, tambien llego a tener unos 100 criados y mozos de cuadras, etc. Contaba con cocineros, mayordomos, doncellas y tenía todo el sequito de un poderoso gobierno militar.Sin embargo, su coste ya no se podía hacer frente con las tasas y tarifas por aquel entonces establecidas
El último habitante fue la más joven de su hijas, María de las Nieves, quién al casarse se convirtió en la Marquesa de la Quinta Roja, una casa aristocrática de Tenerife.Su marido murió repentinamente a la edad de 39 años y a ella se le partió el corazón.Por el año 1880 vino a vivir y se estableció en la casa donde vivió casi todo el tiempo hasta su muerte en 1921.Por lo que durante muchos años el lugar se llamó la Casa de la Marquesa.
Por aquel momento la casa era demasiado cara para que cualquiera habitara en ella y lentamente se le fue desponjado de su grandioso mobiliario, de los tapices de las paredes, y de los cuadros y obras de arte coleccionadas desde la década de 1600 por la familia. Los trabajadores fueron abandonándola para buscar empleo en la ciudad portuaria y la casa fue decayendo y siendo despojada de todo hasta quedarse practicamente en el esqueleto
Afortunadamente, un grupo (World Heritage Organisation) trabajó duro para conservar y restaurar una de las creaciones arquitectónicas más singulares de las Islas Canarias. Se le devolvió su nombre original, que una vez mas fue el de la Casa de los Coroneles.
Se pueden ver el antes y el después de la restauración que finalizó en 2006, siendo la casa inaugurada en Noviembre de este mismo año por el Rey Juan Carlos I. Las dependencias siguen estando como originariamente y en un estado muy deteriorado, pero ya hay planes para restaurar la totalidad de la finca. Va a ser algo muy costoso, pero seguro que será algo memorable que hacer y una herencia para el conjunto de la isla . Sin embargo, hay tantos muchos otros lugares maravillosos, que parece una carrera el poder salvar todos ellos a tiempo.
Este y muchos temas se discuten en el bar Tindaya Arms de Tindaya todos los miércoles y viernes a las 14h, donde Bernie nos deleita con sus charlas de historia. Para más detalles puede llamar al teléfono 928-865-595.
Bernie.